Se define estrés como un sentimiento de tensión física o emocional. Bien es cierto, que en pequeñas cantidades el estrés puede beneficiarnos. Nos ponemos a prueba y nos ayuda a evitar ciertas situaciones de peligro, a cumplir con una fecha límite en nuestro trabajo… Pero el problema es que, a menudo, el estrés persiste dañando nuestra salud.
Hay ciertos factores que aparecen a causa del estrés que conocemos muy bien: ansiedad, mala memoria, dolores de cabeza, falta de energía, cansancio, pérdida o aumento de peso… Pero hay uno que nos atañe y en el que nos gustaría poner la atención, nuestra piel.
Estrés y piel, ¿cómo están conectados?
La piel está estrechamente ligada a nuestro sistema nervioso, lo que provoca que en situaciones de estrés, el organismo libere neurotransmisores, afectando a varios órganos de nuestro cuerpo. Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional en Madrid dice:
“El estrés influye en la piel mediante distintos mecanismos. Fundamentalmente, modifica el sistema inmunológico, bajando las defensas cutáneas a la vez que activa otras vías de inflamación cutánea, y también estimula la producción de adrenalina y corticoides que, al actuar sobre los receptores de la piel ejercen cambios en la misma. Además, todas las enfermedades inflamatorias de la piel empeoran con el estrés”.
Las causas más comunes del estrés en nuestra piel son:
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Dermatitis: Irritación de la piel. Usualmente, se presenta en forma de piel seca, sarpullido en la piel hinchada y enrojecida.
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Psoriasis: Es una enfermedad común y crónica. Causa manchas rojas y escamosas en la piel.
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Vitíligo: Esta enfermedad provoca la pérdida de color de la piel en manchas. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo, incluso al cabello y al interior de la boca.
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Rosácea: La rosácea puede confundirse con el acné, puesto que es una afección que causa enrojecimiento, vasos sanguíneos visibles en la cara y también, puede producir pequeñas protuberancias rojas llenas de pus.
Cuidarnos por dentro para cuidarnos por fuera
Nuestros productos están basados en la convicción que debemos cuidarnos por dentro para ver una mejora en nuestra piel. Por esa razón tratamos la neurocosmética, tratando de reafirmar la conexión que existe entre nuestra piel y nuestro cerebro e incrementando no solo el cuidado de la piel, sino tu bienestar.